HILDEGART, ópera. Arturo Reverter (programana de mano)

Juan Durán

Estamos ante un reto importante: penetrar de forma directa, clara, precisa y elocuente en un hecho histórico, de compleja naturaleza, de ecos a veces contradictorios, de pasiones humanas indescriptibles, a través de la música, sirviéndose de ella para profundizar, analizar y describir una tragedia que ha sido estudiada en los más diversos foros tratando de descubrir los tortuosos caminos que llevaron a ella. En ese aparentemente incomprensible asesinato, por mano materna, de la joven de 19 años Hildegart, una superdotada, un fenómeno de características pigmalionianas. Juan Durán ha sabido enfrentarse a este tema a través de una música concisa, precisa, de trazo elegante, de muy sugerentes acentos, muy ajustada al poético texto de Javier Mateo.

A lo largo de diez números el pentagrama nos narra los hechos, subraya las actitudes, describe la situación desde un planteamiento tan analítico y realista como metafórico en la construcción de oraciones y diálogos a lo largo de una hábil construcción en la que frente a la aparentemente fría exposición de los hechos por boca de un psiquiatra y un fiscal, a modo de corifeo, se suceden las  calurosas y humanísimas reacciones y comentarios de las dos protagonistas, que son encauzados a través de una sabia escritura de un sobrio eclecticismo, que no rehúye la disonancia dentro de un ámbito tonal. Todo muy didáctico en una exposición de meridiana claridad en la que las cuatro voces son manejadas con gran pericia a lo largo de un recitado dramático de claras líneas y en el que se suceden pasajes melódicos de gran significación muy anclados a sentimientos y conductas, a pensamientos y reacciones. En un todo explícito y orientador.

El inicio es verdaderamente obsesivo con ese aire de fatídica marcha que surge de las entrañas en un conminativo 2/4. Una atosigante figura en corcheas es la imponente base de la narración en esa apertura tan a lo Prokofiev con diseños de maderas agudas que, a los pocos minutos da pie a la entrada del Fiscal, que abre con un recitado más bien impersonal y descriptivo de unos hechos: “Aurora Rodríguez Carballeira, natural de Ferrol…” (tempo: negra igual a 66). “Locura o cordura, ¿quién lo sabe?”, concluye.

Enseguida entra en acción la propia Hildegart (como ausente), vestida con camisón blanco, alusivo a su pureza, tras ondulantes semicorcheas. En un tempo de marcheta (4/4), desvela su radiante esperanza de vida a lo largo de unas hermosas frases en tesitura media que va subiendo poco a poco de tono. “Solo tengo que atreverme a cruzar el umbral para vivir, vivir…”. Característica explosión de ánimo. Se da paso de nuevo al Fiscal, que da cuenta del crecimiento físico y mental de la joven impulsado por su madre, que enseguida toma la palabra en actitud desafiante: “¡Yo no soy una asesina! Hildegart era mi obra viva”; frases que entra en contrapunto con la cantinela del Fiscal. “La verdadera inmolada soy yo”, concluye lapidariamente.

El número 4 corresponde a los dos funcionarios. Escuchamos por primera vez al Psiquiatra: “Una sombra, eso fue Aurora en la vida de Hildegart”. La reflexión se completa con la intervención del Fiscal y en un diálogo bien construido a dos voces que se cierra a dúo en piano: “Paranoica”, dice uno; “Asesina”, dice otro. Un preámbulo para uno de los momento más tensos y vibrantes: el dúo que se inicia con un fiero discurso de la Madre. Cascadas de ondulantes semicorcheas preparan su entrada, en principio suave: “¡Hildegart!: No olvides terminar de redactar el último artículo sobre las bondades de la eugenesia”. La conversación va adquiriendo temperatura y la hija se enfrenta con la madre, que tiene instantes de ternura: “Como ninguna madre velé por obrar tu milagro”; y, tras una violenta escala: “¡Yo te hice!”. Los compases se van alternando: 6/8, 9/8, 4/4. “Recomponte y continúa tu tarea”, sanciona al final Aurora tras haber callado a Hildegart.

El Fiscal abre el número siguiente con un discurso diáfano: “Europa atraviesa un momento dulce…”, aunque señala la permanente inestabilidad política. Aparece la mención a Hitler y la correspondiente soflama en contra del romanticismo. Tras su partida llega el momento del Interludio instrumental que describe la situación anímica y física. Se recuperan diseños del Preludio y se escucha a lo lejos la voz del dictador. Música con auténtica dinamita que se suaviza al cierre y que da paso al número siguiente en el que el psiquiatra da cuenta de la situación anímica de Hilldegart, que está recibiendo mensajes amenazantes. El subsiguiente discurso de Madre e Hija, en el que se introduce el parlato, es voluntariamente monótono, con aire de discreta marcha.

La narración se encrespa en el nº 8, que se ve envuelto en una escritura de fuerte dramatismo durante el diálogo de Madre e Hija. La historia entra en sus instantes más trágicos y desolados tras el nuevo enfrentamiento. Cuatro golpes secos describen los cuatro disparos. Resulta especialmente emotiva en la escritura de Durán -motivada por el texto de Mateo -todo el posludio en el que se describe la desolada situación tras el óbito. Singularmente significativa es la combinación de las líneas de Aurora, el Fiscal y el Psiquiatra: “Aquí acaba tu misión” (Aurora); “El escultor destruye su obra” (los otros dos). El juego de tres líneas vocales persiste en el doloroso y dolorido final de la ópera, con la madre, perdida la razón, asida a una muñeca de trapo y llamando a su hija mientras los dos funcionarios describen la situación. Cierre en pianísimo.

La escritura, limpia, elegante, bien medida, de Durán siempre es didáctica, expresiva y lógica para las voces, que suelen circular por ella con bastante comodidad. Las líneas son claras y estupendamente delimitadas y las variadas combinaciones están hechas con mucha sabiduría para que el discurso fluya natural y expresivo. No se les pide a los cuatro cantantes heroicas escaladas. Y navegan por sus respectivas tesituras sin especiales problemas. Eso sí: han de poseer una intachable afinación. El conjunto camerístico de cinco instrumentos de viento, cinco de cuerda, piano y percusión, está muy trabajado.