Coro de la Sinfónica de Galicia, Joan Company, Orquesta Sinfónica de Galicia, Víctor Pablo Pérez
CD: "Juan Durán: obras para orquesta". Orquesta Sinfónica de Galicia. Víctor Pablo Pérez. RDC. D.L: 1641_2023
Coro de la Sinfónica de Galicia, Joan Company, Orquesta Sinfónica de Galicia, Víctor Pablo Pérez. 18/03/2017
Oyendo música: La Orquesta sinfónica de Galicia en su plenitud artística
Uno de los conciertos conmemorativos del primer cuarto de siglo de la Orquesta, bajo la dirección del maestro Víctor Pablo Pérez, principal artífice de la misma, ha ofrecido una exhibición de la magnitud artística y también organizativa que ha alcanzado. En programa sendas obras de Ravel, la suite de “Ma mère l´Oye” y de Fauré, el “Requiem en re menor” y un estreno, “Troula”, del compositor gallego Juan Durán, encargo de la propia Orquesta para esta conmemoración.
La obra de Ravel, cinco breves piezas inspiradas en los cuentos de Perrault, es un prodigio de sensibilidad y de hallazgos sonoros que trasciende en mucho los posibles motivos literarios de inspiración para sumergirnos en una música hipnótica que crea su propio universo.
El Requiem de Fauré es muy distinto de los grandes y espectaculares homónimos de otros grandes compositores. Los distintos planos sonoros y las diferentes cuerdas vocales se alternan sin estridencias, en pasajes de gran sensibilidad realzados por una música llena de evocaciones.
“Troula”, según su autor, es una rapsodia, en la que integra materiales diversos, de su propia obra anterior, del repertorio tradicional, de Andrés Gaos, para el despliegue de todo el potencial de la Orquesta: su formación titular pero también la Orquesta de Niños, junto con el Coro titular, el Coro joven y el Coro de niños. Doscientos artistas en la escena en una imagen que resume la excelencia lograda. La música, con gran despliegue tímbrico y un crescendo emocional, fue largamente aplaudida. No en su vano su autor, Juan Durán, es compositor presente en la vida musical gallega, donde recientemente ha ofrecido recitales de su obras para piano.
En esta ocasión, las notas al programa de mano, elaboradas por Estíbaliz Espinosa, tienen entidad propia, ofreciendo el texto íntegro de las obras vocales interpretadas, con comentarios pertinentes de cada sección.
Y dejo para el final lo más importante. Hace 25 años, lo que hemos visto y escuchado simplemente no era posible. Ni existían Orquestas Sinfónicas en Galicia, ni Auditorios, ni los compositores gallegos podían estrenar fácilmente, ni los intérpretes o los directores actuar. El histórico salto adelante de la música en Galicia es consecuencia de una decisión estratégica, la creación de Orquestas y del compromiso con la excelencia que las ha distinguido y que Víctor Pablo personifica. A su lado otras personas notables, Alberto Zedda, presente “in memoriam” en el concierto, o Dima Slobodeniouk que continúa en la misma línea. Y detrás, músicos, gerentes, equipo técnico, y público, mucho público. Hoy en la Orquesta hay músicos gallegos, formados en conservatorios gallegos, son gallegos los Directores del Coro Joven, del Coro de Niños, de la Orquesta de Niños como lo son los autores de muchas obras estrenadas en conciertos de abono. Conviene subrayarlo porque apenas tiene parangón en nuestro país. Galicia hoy no solo sobresale en la producción de coches o en la industria textil, sino que lo hace de forma muy destacada en la música culta, un rasgo exclusivo de muy pocas sociedades europeas.
José Luis Méndez Romeu, blog
Reencuentro con Víctor Pablo
El concierto n.º 15 de la Sinfónica de Galicia tenía reservado el podio para Víctor Pablo Pérez, su director honorario y 20 años artífice del extraordinario nivel alcanzado. Monumento sonoro de la ciudad. En programa, dos sugestivas obras de Ravel y Faurè y un estreno de Juan Durán.
Cuando el frágil Maurice Ravel (1875-1937) se puso a hilvanar musicalmente cinco cuentos de hadas, a la música francesa ya le habían otorgado levedad ycharme el citado Faurè y Debussy. El mundo de hadas despierta la imaginación de los niños, elevándola al mundo de la fantasía, y, envuelta en música por Ravel en esta Ma mére l’Oye, alcanza decisivas dimensiones feéricas, solo posibles a la música y a genios como él. Encantadora y subyugante.
Se estrenó Troula, de Juan Durán (1960), encargo del propio Víctor Pablo y en la que querían involucrar a las orquestas y coros juvenil e infantil. Troula(Festa) basa su arquitectura sinfónica en temas de la música gallega, del folclore o propias y ajenas, perfectamente combinadas. Emociona cuando los niños cantan al unísono los primeros versos de Rosa de abril y reciben respuesta armonizada de los mayores. Introspección, saudade, alegría y fiesta, con todos los recursos vocales e instrumentales. Las obras sinfónico-vocales de Durán, tras el estreno de la Cantiga Finisterrae al principio del milenio, son Neo-nacionalismo musical galego (¡grandes obras debidas al nacionalismo musical!), necesario para que la universalidad no se desligue del terruño y pase a la nube. Extraordinaria acogida y gran éxito.
Innecesario ponderar la maravilla de resignación y sosiego que hay en elRéquiem de Faurè (1845-1924), pero resulta difícil disociar la idea de lo feérico, de lo onírico de la obra de Ravel y de la ingravidez de la trascendencia. Dedicada a Alberto Zedda con toda justicia y dedicación.
Víctor Pablo: la acogida fue calurosa. Nadie olvida su papel al frente de la OSG. Aportó sapiencia, sensibilidad y efusion. Cuidó la levedad de Ravel, mimó a los jóvenes en la obra de Durán, de la que extrajo las grandes sonoridades y marcó con sentidas gradaciones de hermoso sonido la serena plegaria de Faurè. Magnífica la orquesta en todo y correctos los solistas del Réquiem.
Antón de Santiago, La voz de Galicia
De aniversarios, comuniones y funerales
La Orquesta Sinfónica de Galicia ha celebrado este viernes el primero de los dos conciertos de abono en los que habrá sido su anterior director musical, Víctor Pablo Pérez. En ellos se ha estrenado Troula, obra de Juan Durán en la que han actuado, juntos por primera vez, la Orquesta de Niños, Los Niños Cantores, el Coro de la OSG, el Coro Joven y la propia Orquesta Sinfónica de Galicia. Un total de más de doscientos músicos pertenecientes a conjuntos nacidos del gran proyecto englobador de la OSG, que en mayo cumplirá las bodas de plata con su ciudad.
Lo primero que cabe destacar es precisamente cómo lo que para algunos empezó como la locura de un par de políticos se ha convertido en estos veinticinco años en parte sustancial, irrenunciable, de A Coruña. Y cómo el plantón, aquellos setenta y tantos primeros músicos reclutados por en medio mundo, se ha convertido en un recio árbol al que le han nacido, frondosas ramas autóctonas que cada ensayo, cada concierto, cada temporada crecen en frondosidad y nuevos frutos.
En mayo se cumplirá cronológicamente el aniversario. Pero es tanto lo que hay que celebrar que quienes dirigen la Sinfónica han hecho muy bien en repartir la celebración a lo largo de la temporada. Los conciertos de este fin de semana han reunido a los conjuntos arriba mencionados con quien fue el principal forjador de esta orquesta, Víctor Pablo Pérez.
Fue este quien, antes de finalizar su contrato como titular, encargó a Juan Durán una obra expresamente concebida para la celebración de la efeméride. En ella habrían de participar los conjuntos infantiles integrados con la orquesta profesional y todos los coros de la casa. El gran oficio como compositor de Juan Durán y su vinculación con la OSG hacía de él compositor adecuado para este encargo de celebración festiva.
Se trataba de hacer una obra que ayudara a lograr –y también, casi más a hacer visible- lo que ya es más que una fuerte implantación. La comunión de esta orquesta con su comunidad al cabo de estos años. Troula cumple todos los requisitos para la ocasión y lo hace de manera brillante: la integración de los chavales –tanto instrumentistas como cantantes- se produce de forma muy natural por la bien medida gradación de dificultades entre su parte y las de “los mayores” y la selección de los temas empleados estimula la emotividad del auditorio.
Además, el tratamiento de los ritmos, muy característico del autor, su espectacular orquestación –en la que no falta una abundante percusión- y su final en crescendo la hacen muy atractiva para el público. Dos detalles como prueba de lo dicho: que los aplausos se anticiparan el viernes a este final y que autor y que directores de los conjuntos tuvieron que salir a saludar repetidamente para recibir los encendidos aplausos del público.
Julián Carrilo, El País, 18 de marzo de 2017